Mérida, Yucatán, 3 de marzo de
Los defectos congénitos son trastornos metabólicos que pueden tener un origen genético, infeccioso, ambiental o nutricional. Ocurren durante la vida uterina y se detectan durante el embarazo, el parto o posterior al nacimiento, explicaron especialistas en Neonatología del IMSS Yucatán.
La mayoría de las veces no se puede detectar la causa; sin embargo, hay maneras de prevenir algunos de ellos, incluso de detectarse de forma oportuna en la gestación. Los más comunes son los defectos cardiacos congénitos, del tubo neural y el síndrome de Down.
De esta forma, se recomienda que los futuros padre y padre acudan a consulta desde antes de la concepción para que se les realicen chequeos generales sobre su estado de salud; de no ser así, es muy importante que la mujer acuda a controles prenatales desde el momento que sabe que está embarazada, ya que son una de las claves para la prevención y/o detección oportuna de defectos congénitos.
En el caso de los defectos del tubo neural, que afectan el cerebro y la columna vertebral y son una de las principales causas de muerte y discapacidad permanente en el mundo, muchos de ellos se pueden prevenir al consumir la cantidad adecuada de ácido fólico, un tipo de vitamina B presente en hortalizas de hojas verdes, frutas (en especial cítricos), frijoles, chícharos
De ahí la importancia que las embarazas acudan a consulta a su Unidad de Medicina Familiar, para que la o el médico les indique los medicamentos y/o vitaminas a consumir, además de que se les realicen los estudios que requieran.
Algunos de los cuidados en el embarazo, son: evitar el consumo del alcohol y cafeína, no fumar, tener una alimentación saludable, aplicarse las vacunas indicadas y mantener una adecuada higiene.
Por otro lado, sin importar la hora o el día, acuda de inmediato al servicio de urgencias si durante el embarazo presenta alguno de los siguientes síntomas: hinchazón de cara, manos y/o pies; dolor de cabeza constante; zumbido de oídos; ver “lucecitas” o “puntos negros”; dolor intenso en la boca del estómago; contracciones dolorosas en el abdomen; disminución o ausencia de movimientos fetales; sangrado obscuro, rojo claro o brillante por la vagina; salida de líquido por la vagina; ardor o dolor al orinar y fiebre.