Reseteada para iniciar el curso

Colaboración; Margarita Robleda Moguel
El debate sobre el contenido educativo ha tenido el efecto de involucrarnos en la discusión

Arranca la maquinaria para iniciar el curso. Reuniones de Jefes de Sector y Supervisores surgen en todo el país, para recibir instrucciones y pasarla a los directores y estos, a los maestros. Espero que, junto con la información técnica, llegue también el espíritu de esperanza y unión con el que urge zurcir a la comunidad educativa para iniciar un año escolar que se avizora tan nuevo, desinformado y lo que es peor, tan dividido.

En este momento, urge resetearnos y ubicarnos en la meta: fortalecer a nuestros niños y niñas para construir juntos el país de abundancia y justicia, para todos, no solo para unos pocos.

Mucho se ha dicho de los libros de textos y aún seguirá. La realidad es que la mayoría se siente libre de opinar, independientemente de si los han leído o no. Ojalá pudiéramos reunirnos a hablar con un especialista sobre si las propuestas son adecuadas a una comunidad de pequeños tecnológicos desde la cuna, post pandémicos. Por lo menos descubro que hemos sido beneficiados, al ser presionados a involucrarnos.

Por eso, en la tesitura de “Educando para la vida”, que les compartí la semana pasada, con ecos del “XIX Festival Internacional de Educación para la Vida” en el que participé en la primera semana de agosto en Quetzaltenango, Guatemala, organizado por el Colectivo No´j, he estado reflexionando en dos segmentos de los que han sido extremadamente criticado por los que rechazan los libros de textos.

Uno de ellos es que manifiestan terror de que a los chiquitos los esten adoctrinando porque promueven que se reúnan en asambleas y aprendan a discutir propuestas para realizar en favor de la comunidad. ¡Ufff! Me pregunto si esto no es algo que tendríamos que haber aprendido desde tiempo atrás. No sabemos dialogar, menos debatir. Con rapidez se exaltan los ánimos y se llega al contacto violento con gran facilidad. Se agradece la prohibición de armas, porque en la antigüedad, esa era la manera de terminar las discusiones. Mi bisabuelo Arturo Moguel, dueño de cinco cines, falleció, en 1923, a plena luz del día, en el parque Hidalgo, a causa de los balazos que le propinó un señor que poseía dos.

Urge aprender a expresarnos, dialogar, ponernos de acuerdo; aprender a ceder, a debatir, a desarrollar ideas y saberlas defender con el poder de la palabra: la búsqueda del bien común.

El otro tema es sobre la sexualidad. Qué frágiles nos sentimos frente al tema. Nuestra inseguridad, se manifiesta en la abundancia de material para ser exhibido en lo “oscurito” que ya de por sí, circula. ¿Hasta cuándo seguiremos llamando a la vagina, ‘florecita’, y al pene, ‘pajarito’? Nos aterra pensar que los maestros les enseñen a nuestros hijos información que nosotros desconocemos y debimos transmitir. O quizá, porque preferimos seguir manteniendo en silencio y en lo oscurito, los abusos que nuestros niños y niñas padecen en manos de sus padres, hermanos, tíos, abuelos y luego pasar a los de los maestros, sacerdotes, pastores…

Educar para la vida es que nuestros niños tengan información sobre su cuerpo y el respeto que merece, igual que su integridad, para que puedan defenderse y denunciar. Porque ¿cuántos muertos en vida circulan por nuestras ciudades y pueblos ahogados de silencios y culpas?

¡Ayyyy! Que sean los especialistas en pedagogía los que nos digan si en realidad las matemáticas están en 13 páginas o en todas las materias, vestidas de otras maneras. Que nos expliquen si nuestros niños tendrán suficiente información o, que, creo es lo más seguro, necesitamos ofrecerles más libros de cuentos y aventuras, que los estimulen a tener sueños y alcanzar metas, que enriquezcan su lenguaje, que les permitirá traducir la vida y enriquecerla, comunicarse y desarrollar un espíritu más crítico, analítico y comunitario.

O quizá queremos suceda lo del pasado viernes 18, en el mitin de cierre de campaña en el mercado La Terminal, en Guatemala, donde Sandra Torres, candidata presidencial de la UNE, al fin, manifestó su interés real: “La ignorancia es la riqueza de la cultura de nuestro pueblo” y la gente…  aplaudió.  ¡Ayyyyy!

Maestros… Urge resetearnos. No podemos aplaudir ni rechazar, sin analizar. ¡Contamos!

margarita_robleda@yahoo.com