Cuando Carlos Arturo Díaz prepara su agenda anual de torneos, entre las primeras cosas que hace es apartar la última semana de noviembre.
Ésa no se toca. ¡Ésa es la semana de la Copa Mundial Yucatán!
“La Copa Mundial Yucatán es un torneo que amo y llevo en el corazón”, expresó el supervisor de la ITF para este certamen, quien, por ejemplo, le ha platicado tanto a su esposa de Mérida, la Copa y del estado, que ella quiere venir.
En 2023, cuando Carlos se preparaba para venir a la Copa Yucatán, recibió una notificación de la ITF, en la que le informaba que lo ascendieron a Botón de Oro. “Así que, puede decirse, que estrené mi rango en este hermoso torneo”.
¿Cuál es la diferencia entre Botón de Plata y de Oro?, le preguntamos.
“La Federación Internacional de Tenis (ITF) tiene una estructura ascendente de sus oficiales certificados. Empieza por los jueces nacionales, que tras participar en circuitos en su país, comienzan a interesarse y prepararse para ser Botón Blanco, con lo cual podrán estar en torneos ITF desde los J30 hasta los J300, así como en algunos profesionales, hasta tener la posibilidad de seguir su ascenso.
“Después pueden entrar a otra escuela y, tras aprobar todos los temas y módulos, se certifican como Botón de Plata, con lo que podrán trabajar en eventos de la serie juniors J500, profesionales de la ITF e, incluso, en las Copas Davis o Billie Jean King… Adicionalmente, podrían ser llamados como ‘referees’ por la ATP o la WTA”
Agregó que toda esa labor es supervisada por el Comité de Evaluaciones, compuesto por personas de la ATP, la WTA y la ITF, encargado de revisar el trabajo de los últimos tres años y, con base en sus registros, aprueba ascensos.
“Fue mi caso el año pasado, que por mi desempeño en los torneos en los que participé me aprobaron para ser Botón de Oro. Esto no quiere decir que no seguiré trabajando en eventos en los que comúnmente estoy, como la Copa Mundial Yucatán. A veces se piensa que los jueces con certificación dorada sólo se enfocan en torneos más grandes, y dejan de trabajar los ‘pequeños’, pero éste es uno muy grande a nivel juvenil”.
Para dar ascensos, se consideran las evaluaciones de los últimos tres años, pero muchas veces se puede pasar mucho tiempo en un mismo nivel. Carlos fue Botón Blanco durante unos 10 años y de Plata, 12.
Como Botón de Oro, este año ya trabajó en dos series de la Billie Jean King Cup de Grupo Mundial (de “qualifiers” y “play-offs”), también en la Copa GDL (Masters 500 de la WTA), el Guanajuato Open (del World Tennis Tour 100 de la ITF, que es el anterior al WTA 125).
¿Cuáles son las expectativas de Carlos Díaz dentro del mundo del juzgamiento tenístico?
“No quiero sonar a no tener aspiraciones, pero todo lo que he recibido ha sido una gran bendición, y lo que sea que me den la oportunidad de hacer, hasta dónde pueda llegar a trabajar, quiero hacerlo de la mejor manera, muy profesional y muy comprometido, como creo que siempre ha sido mi trabajo. Mentiría si digo que quiero ir a X o Y torneo de cierta magnitud… Es cierto que mientras más alto se llegue a trabajar, uno va a sentir mayor alegría de poder mostrar lo que sabe hacer.
“Me gusta mucho lo que hago. La WTA me está dando muchas oportunidades (este año estuvo en siete torneos de ese circuito)… Simplemente, hacer cada cosa de la mejor manera”.
¿Referee, juez de silla…? ¿Cuál es la diferencia?
“Es curioso, por la terminología, los jugadores estadounidenses llaman al juez de campo, como ‘ref’ o referee, y al que auxilia desde afuera de la cancha lo llaman igual, aunque éstos son ‘rovin umpires’, supervisor de campo o juez de silla… el réferee es el árbitro general, el que administra técnicamente el torneo, el que hace todo el proceso de sorteos, cuadros, programaciones… es el enlace entre la organización y los participantes.
“El término es poco conocido incluso por los mismos jugadores. Hay algunos que piensan que el réferee es el director del torneo, y a veces me escriben para pedir una ‘wild card’, para una reservación de hotel, etc, y lo que hago es redireccionarlos con la persona indicada. Al final, durante la semana de juego van entendiendo cuál es mi labor”.
Carlos Díaz lleva 35 años en el “mundo del juzgamiento”. Los primeros 17 o 18 se enfocó en ser juez de silla, luego combinó esta labor con la de réferee, actividad en la que está certificado desde 2012.
Cada año, el colombiano dedica un promedio de 28 a 30 semanas a su labor dentro de los torneos, pero como llega antes de que se inicien y viaja un día después de que acaban, en total suma unos tres cuartas partes del año que está fuera de su casa.
“Me he desempeñado más en las zonas de Centro y Sudamérica, en países como Ecuador, Perú, Brasil, Chile, Bolivia, Colombia, Guatemala, El Salvador, República Dominicana y México. A este país vengo al año de 18 a 20 semanas”… y, desde luego, una de ellas está reservada para la Copa Mundial Yucatán.
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