• Fue dueño de un guante fantástico, tenía mucha velocidad y era un gran chocador de pelota

Ciudad de México (www.lmb.com.mx / Leopoldo Ramírez Quezada) 7 de agosto de 2023.- Marcelo Juárez, el histórico patrullero del beisbol mexicano, el que marcó una época en los diamantes de la Liga Mexicana de Beisbol a finales de los años 60 y en la década de los 70, falleció la mañana de este lunes.

Deja un legado de gloria. Junto a Ramón ‘Diablo’ Montoya, Matías Carrillo, Ray Torres y Daniel Fernández, el nombre de Marcelo Juárez aparecerá siempre en la discusión por encontrar al mejor jardinero mexicano de todos los tiempos.

“Era un tipo impecable —comentó Don Pepe Monterrey, cronista con cuarenta y ocho años en el mundo del beisbol y que fue testigo de la carrera de Marcelo Juárez—. Poseía un swing de Grandes Ligas. Con un estilo para jugar beisbol inigualable”.

En 2020, en el marco del 95 aniversario de la LMB, el apodado ‘Willie Mays Mexicano’ fue elegido por los aficionados como el jardinero central de la Novena Ideal Histórica. Aquel equipo de todos los tiempos quedó integrado de la siguiente manera:

C: Miguel ‘Pilo’ Gaspar, 1B: Héctor Espino, 2B: Beto Ávila, 3B: Nelson Barrera, SS: José Luis ‘Borrego’ Sandoval, JI: Andrés Mora, JC: Marcelo Juárez, JD: Miguel Suárez, BD: Eduardo Jiménez, PD: Ramón Arano, PZ: Ángel Moreno, Relevista: Aurelio López y Manager: Benjamín ‘Cananea’ Reyes.

“Al jugar era muy serio, se concentraba mucho —recuerda Don Pepe Monterrey—. Su gran cualidad era el fildeo. Como ser humano era excepcional. Cantaba muy bonito, con una excelente voz, potente, clara y muy afinada”.

Juárez Moreno nació el 26 de octubre de 1942 en Río Bravo, Coahuila. Empezó a jugar como amateur con el equipo Bravos de Río Bravo, entre 1956 y 1960. Después brincó al profesionalismo para jugar en la Liga Norte de Coahuila.

El buscador de talento Ramón ‘Chita’ García lo vio en un entrenamiento en Monterrey y lo recomendó para los Gigantes de San Francisco. Jugó cuatro campañas, de los 21 a los 24 años, en sucursales Clase A y Doble A de la novena californiana. Dejó números totales en Ligas Menores de Estados Unidos, entre 1963 y 1966, de .246 de promedio de bateo, ocho palos de vuelta entera y 170 carreras producidas en 501 juegos.

Allá, fue compañero de Ramón ‘Diablo’ Montoya, en 1964, con los El Paso Sun Kings de la Liga de Texas, en Clase AA; y de Héctor ‘Malita’ Torres, en 1965, con los Springfield Giants de la Eastern League, categoría AA.

Volvió a México y se convirtió rápidamente en estrella de la LMB. Debutó en 1967 con los Rojos del Águila de Veracruz y lo hizo de gran forma, bateando para .324 de promedio en 128 encuentros.

En 1968, con la novena jarocha, lideró la LMB en bases robadas con 43, fue líder de carreras anotadas con 62 y colíder de triples con 10, empatado con Roberto Ortiz (México).

En 1971 arribó a los Saraperos, con quienes escribió páginas doradas. Su campaña más espectacular en Saltillo fue la primera, en la que bateó para .352, se fue para la calle 10 veces, remolcó 60 carreras y se robó 17 bases en 124 juegos.

Disputó las tres Series Finales que los saltillenses perdieron en los años 70: en 1971 ante los Charros de Jalisco, en 1972 ante los Cafeteros de Córdoba y 1973 ante los Diablos Rojos del México. Marcelo Juárez bateó por encima de los .300 de promedio en aquellas tres series por el título.

Para la campaña de 1974 le prometió a su esposa que ganaría el Guante de Plata, premio al mejor defensivo de cada posición. Inició la temporada con un error en el primer juego, por el que supuso que ya no lo ganaría, pero al final sí lo recibió al finalizar con un porcentaje de fildeo de .994: sólo dos errores en 363 lances.

Jugó a la largo de 17 temporadas en la Liga Mexicana de Beisbol con Veracruz, México, Saltillo, Nuevo Laredo, Poza Rica, Córdoba, Monterrey y León.

Dejó números totales en la LMB de .300 de promedio de bateo, conectó 1,897 imparables, 223 dobles, 48 triples, 225 bases robadas, anotó 934 carreras y remolcó 644 en 1,705 juegos, en una carrera que se extendió hasta 1984. Además, fue convocado en cuatro ocasiones al Juego de Estrellas.

Es dueño del récord del porcentaje más alto de fildeo para un jardinero en la Liga Mexicana de Beisbol en todos los tiempos con .984.

Como manager, dirigió a nueve diferentes equipos entre 1981 y 1998: Sultanes de Monterrey (1981), Saraperos de Saltillo (1982, 1989-1990, 1997-1998), Bravos de León (1984), Tecolotes de los Dos Laredos (1987), Industriales de Monterrey (1991-1992), Charros de Jalisco (1992-1993), Rieleros de Aguascalientes (1994), Acereros de Monclova (1996) y Piratas de Campeche (1998).

Fue entronizado al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano en 1998, junto a Juan Navarrete, Miguel Solís y Don Eugenio Garza Sada.

Después del retiro, ‘El Willie Mays Mexicano’ se dedicó a pasar tiempo con su familia. Estuvo casado sesenta y seis años con su esposa Amelia Alarcón. Se le veía seguido en invitaciones a recibir reconocimientos y en eventos deportivos. Cantaba en las tertulias que se hacían los fines de semana en Saltillo entre ex peloteros y periodistas.

Así vivió sus últimos años, con su número 44 trazado en la barda del Estadio Francisco I. Madero y recibiendo el afecto y la admiración de amigos, familiares y fanáticos.

Quienes conocieron a Marcelo Juárez afirman que cantaba muy bonito. Con una voz potente y afinada. Así quedará grabado en la memoria de los aficionados al beisbol su legado: potente y afinado.