Colaboración: Margarita Robleda Moguel

margarita_robleda@yahoo.com

Mujeres que inspiran

Si no me reconozco, no te puedo reconocer a ti. Reconozcámonos

A la mujer no hay que matarla, basta ignorarla. Y es así como nuestras jóvenes crecen conociendo únicamente los nombres de las artistas de moda, y ahora, a las llamadas influencers que patrocinamos tan generosamente, y cuya inspiración es de muy dudosa calidad.

Hace dos años, el 8 de marzo del 2020, las mujeres salieron a las calles a gritar ¡Basta! ¡Ni una más! Hartas de repetir lo mismo a oídos sordos e indiferentes, aunado al silencio de los siglos, la amargura de la impotencia, el atropello y la injusticia, el reclamó explotó en pintura sobre las piedras de monumentos públicos para ver si ahora, al fin, serían escuchadas. Pero no, en lugar de la empatía que esperaban, provocaron el escándalo de los que no se asombran de la barbarie feminicida y terminan siendo cómplices de los hombres que pintan con sangre y lila, las pieles de sus hijas, sus madres, sus hermanas, y de eso, nadie se escandaliza

¿Cómo te lo explico, papito? No me violes, no me toques si no quiero, no me ignores, no me calles, no me expongas, ¡no me mates!

Y para colmo, un día después, muchas de esas mujeres que lograron manifestar su dolor, tuvieron que encerrarse, algunas en espacios minúsculos, a padecer dos años de cautiverio, con los protagonistas de sus pesadillas. Las mujeres que inspiran están a nuestro alrededor.

Las enfermeras con la cara llagada por exceso de horas con cubrebocas, acompañando la soledad del que tiene terror al sentir pasos en la azotea o los duelos de los que esperan en la calle alguna información.

Las maestras que rompieron el miedo a la tecnología y escondieron la vergüenza para exponerse y hacer su mayor esfuerzo para despertar en sus alumnos interés por seguir aprendiendo; las mamás y abuelas a las que se le multiplicaron los oficios. A las mujeres que enfrentan sus desazones diariamente y se crecen para mantener la vela de esperanza encendida de los que las rodean.

Las mujeres del campo que hacen su milpa, salen a venderla, crecen a sus hijos, padecen el alcoholismo de su esposo, arropan a sus nietos de unas hijas que se fueron a la ciudad en busca de alcanzar un sueño.

El texto me lanzó a reconocer a las mujeres que me han inspirado. Y pensé en mi madre que quedó viuda a los 39 años con seis hijos y salimos adelante, a mi abuela Nela Casares que siempre estuvo aterrizando algún proyecto en beneficio de la comunidad. A mi maestra de teatro María Alicia Martínez Medrano que ensanchó mi horizonte y me introdujo a la lectura. A Carmelina Ortiz Monasterio, presidenta de la Asociación por personas con Parálisis Cerebral (Apac), quien hizo maroma y teatro para sostener y hacer crecer la obra. A Erika Hinsen Martínez, quien, siendo su marido gobernador del estado de Michoacán, nunca perdió el piso y el Día del Niño, en lugar de las toneladas de juguetes “basura”, para cumplir, organizaba ferias de ciencia donde los niños y niñas tenían contacto con experimentos, telescopios, microscopios y ventanas al mundo: los libros

Al día de hoy, una Margarita Díaz Rubio, Medalla Yucatán 2021, que, si bien podría dedicarse a viajar, disfrutar o juzgar las vidas ajenas, ha encaminado su enjundia a preservan nuestra memoria peninsular a través de ProHispen.

Que nuestras niñas vean modelos interesantes, empáticos, atrevidos y generosos. De todas maneras, ellas se están fijando y querámoslo o no, para bien o para mal, inspiramos. Si no me reconozco, no te puedo reconocer a ti. Reconozcámonos.

margarita_robleda@yahoo.com