Colaboración: Margarita Robleda Moguel

margarita_robleda@yahoo.com

Qué alimenta el corazón de los cachorros

Pareciera como si la educación tuviera como único objetivo alcanzar la meta: ser ricos, ¡exitosos!

Entre sus denuncias, evidenciaron una página pornográfica que opera impunemente desde hace años, que se dedica a compartir fotos y vídeos íntimos de mujeres de la península de Yucatán y otras partes del país, la cual anda pidiendo las fotos de las alumnas de la Mayab y las otras universidades para comprarlas.

En París el fotógrafo suizo René Robert (Friburgo, 1936) murió por una hipotermia el pasado 19 de enero a los 84 años tras caer al suelo en una calle céntrica de París y no ser ayudado por ningún transeúnte. El periodista Michel Mompontet, comentó que había sido “asesinado por la indiferencia” tras estar nueve horas en el suelo, ya que no podía levantarse hasta que un vagabundo llamó a los servicios de emergencia.

En el diccionario nos dicen que educar es: “preparar la inteligencia y el carácter de los niños para que vivan en sociedad”; o bien, educar como “preparar a alguien para cierta función o para vivir en cierto ambiente o de cierta manera”.

Antonio Alonso Concheiro apunta: “A nuestro país se le olvidó preguntarse el por qué, el para qué. La educación no es isla en el mar nacional. Y la respuesta al para qué de la educación parece estar dejándose, como muchas otras, en manos de las fuerzas del mercado, cuando no es a estas entelequias modernas a quienes les toca responder. Queremos ser modernos, pero no sabemos por qué o para qué. En nuestra sociedad actual el ‘saber cómo’ no parece ser algo instrumental, sino el fin en sí mismo”.

En palabras llanas, pareciera como si la educación tuviera como único objetivo darnos el cómo para alcanzar la meta: ser ricos, ¡exitosos!

Y vemos a nuestro alrededor como respuesta una enorme frustración que necesita saciarse con dosis de adrenalina cruzando límites. Los que lograron, en la infinidad de universidades patitos que ofrecen en pagos semanales el papelito de licenciado en lo que sea, y tienen que aceptar sueldos que no alcanzan para sus urgencias consumistas que el mercado les impone como el triunfador que todo merece, postura cada vez más inalcanzable, y, el que no necesita ni siquiera graduarse, sus papás cubren sus culpas por sus faltas de atención y tiempo, y además, está estudiando una carrera que odia pero sus proveedores siempre quisieron un médico en la familia, o lo preparan para administrar la fortuna familiar, cuando a él, le hubiera gustado pintar, talento que desconoce tiene, porque en sus innumerables clases vespertinas nunca le preguntaron y fueron excluidas las del arte.

¿De qué estamos alimentando el corazón de nuestros niños? 

Los domingos, en lugar de llevarlos a los hermosos parques que tenemos en la ciudad, los arrastramos a los centros comerciales más caros a llenarse de enojo de lo que nos pueden comprar y despertar su hambre consumista; a llenarse de envidia que lo acompañará siempre y a aprender que en esto consiste la convivencia familiar.

No tendría que asombrarnos la mentalidad machista que ve a la mujer como objeto para su uso y abuso. Desde siempre, nuestros jóvenes han visto a las figuras femeninas en exuberantes clichés, vendiendo refrigeradores, motos, viajes de placer. Y las mujeres, en lugar de alzar la voz, tratan de imitarlas.

Desde hace años me he estado preguntando la calidad de personas que serán las que acompañen nuestra vejez. “De la abundancia de tu corazón hablará la boca”, dice el libro sabio. ¿De qué estamos alimentamos el corazón de nuestros cachorritos?

Antes, aspirábamos a ser buenos, útiles y felices. Ahora matamos por ser ricos, aunque no seamos ni buenos, ni útiles, ni siquiera felices.

¿Estaremos aún a tiempo?

margarita_robleda@yahoo.com