El canto del búho, en algunos lugares, dice que alguien está a punto de partir

Colaboración: Margarita Robleda Moguel

El 17 Festival Internacional de Educación para la vida, que organiza el Colectivo No´j, con sede en Quetzaltenango, Guatemala, fue un banquete para los ávidos de esperanza, sentido de vida, ternura y belleza.

Gracias al bicho, los facilitadores que cada primera semana de agosto llegamos de distintos rincones, en esta ocasión, pudimos disfrutar el trabajo de los colegas; en presencial, únicamente intercambiábamos risas y cuitas a la hora de los descansos.

Siempre me ha llamado la atención el orgullo que tienen los guatemaltecos de su cultura. Quizá por la guerra de 36 años y todas las vicisitudes que han tenido que enfrentar, la espiritualidad de sus ancestros los fortalece y llena de resiliencia. El Colectivo No´j lo sabe y apoyar ese proceso de sanación, fue la razón de su nacimiento hace 17 años.

Don José Baudilio Sis, quien dirigió la ceremonia del fuego con el que cada inicio de Festival pedimos permiso al Corazón del Cielo, al Corazón de la Tierra, para que florezcan nuestros trabajos, prefiere ser llamado Mensajero del tiempo que sacerdote maya, como algunos lo nombran, o con el título del doctorado que ya cursó. Su taller Los nawales mayas que habitan en mi fue muy revelador.

Oscar Yac, del grupo Cerbataneros, nos invitó a observar cómo los animales nos traen señales que los Mensajeros del tiempo, como don Baudilio o el mismo Oscar, nos ayudan a descifrar. El canto del búho, en algunos lugares, dice que alguien está a punto de partir. En la filosofía de los abuelos mayas, la señal es recibida con tranquilidad, ya que gracias a ella podemos estar alerta y despedirnos con más calma. Vivir con más conciencia el hoy.

En su taller, Mensajeros del Tiempo, Oscar nos compartió una tradición de su comunidad: El Festival de Barriletes, que se celebra anualmente en Sumpango, Guatemala, desde tiempos ancestrales, donde las familias del área recuerdan a los parientes fallecidos elevando al cielo cometas multicolores. Nos mostró fotografías de cómo los habitantes participan en su elaboración durante seis meses, para construir papagayos de papel, pintura y carrizos hasta de 20 metros para convertirlos en los mensajeros que llevan al cielo el agradecimiento y la nostalgia por los abuelos. Me conmovió ver la armonía de las familias reunidas, que incluyen la presencia de los bebes que aprenden a gatear en medio de su cultura, dibujos y convivencia. Fortalezas de su identidad, que los acompañarán por siempre.

El día primero de noviembre, las familias elevan su barrilete y la fiesta de colores inunda el cielo con el gozo y el amor de la tierra. La comunidad tiene alas, porque tienen raíces.

Gracias, Colectivo No´j, por fomentar la educación para la vida sobre todo en estos tiempos en los que nos encontramos tan frágiles y dispersos: tan vacíos.

Gracias por diluir las fronteras para hacernos recordar que somos el Mundo Maya y el intercambio nos enriquece.

Para disfrutar los talleres en el FaceBook: Asociación Colectivo No´j.

margarita_robleda@yahoo.com