• El pequeño comercio por la pandemia ha perdido un promedio de 25% de sus ingresos
  • El pequeño comercio sigue operando como un a banca de apoyo de la población más vulnerable del país.   
  • La quintaesencia de la resistencia social mexicana es el canal de abasto tradicional, de máxima cercanía del pequeño comercio.

CDMX a 24 de junio del 2021.  La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) registra que el pequeño comercio pasó de estar ganando en promedio de 8 a 10 mil pesos al mes antes de la pandemia a ganar de 6 a 8 mil pesos en covid. Por lo anterior ha visto reducida su utilidad marginal hasta un 25% en sus ventas; sin embargo, se mantiene operando como una banca de apoyo facilitando a la población más vulnerable del país el poder llevar comida cada día a su hogar.

El crédito a la palabra que se otorga día a día como un acto inequívoco de solidaridad ha marcado la diferencia ante la terrible embestida económica que sufrió la sociedad mexicana en el 2020, producto de la pandemia. Cierre de negocios, pérdida de empleos al por mayor, caída del ingreso familiar, baja del consumo, 2 millones 480 mil contagios, 231 mil 505 de muertes: un panorama desolador.

“Muchos factores explican las cifras que nos impactan todos los días, pero lo más doloroso es que las familias han tenido que abaratar su alimentación y en ocasiones irse a la cama con hambre porque no cuentan con los ingresos necesarios para satisfacer su manutención familiar. En consecuencia provoca la caída de las ganancias del pequeño comercio, operado regularmente por familias completas que resienten la caída del poder de compra de su clientela”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC

No exageraríamos al decir que México ha vivido una de sus peores tragedias de la vida moderna; sin embargo, poco se ha dicho de la gran resistencia social. El pequeño comercio es la quintaesencia de esta resistencia al aguantar presión y mantenerse abiertos, honrando su rol y ser el principal canal de abasto popular y de máxima cercanía del país.

“En este tiempo recesivo, el comercio local que opera en las colonias populares, periferias urbanas, comunidades rurales nunca desfalleció ni dio la espalda a la población más vulnerable, al continuar abasteciéndole con créditos a la palabra”, agregó Rivera.

Pasadas las elecciones, millones de mexicanos tenemos vergüenza ajena al comprobar la enorme distancia que existe entre la agenda de los políticos y nuestras vidas. La agenda social cada vez tiene menos que ver con la agenda política, que hoy se circunscribe a una lucha frívola por el poder, sin ideas, con personajes ineptos, mal hablados y olientes, cuyo show electoral no registraría interés siquiera en una carpa de mala muerte.

Este recuento de aportes del pequeño comercio a la sociedad es justo y necesario, ya que las cosas importantes que ocurren, por lo general, no llegan a ser noticia, se dan por sentadas, pero el sistema comercial más grande con el que cuenta el país, que a la vez opera como una banca social, anima y reanima la economía local, es una fotografía nítida de la resistencia de los mexicanos a la hora de enfrentar la pandemia del covid de manera estoica y resiliente.

Los mexicanos hemos sido testigos de la baja calidad de las campañas electorales, de la pobreza de los candidatos y de la mezquindad de los partidos políticos. La resistencia social de la que hablamos al inicio carga también con el peso del obsoleto sistema político mexicano. Como dijo aquel pensador: “Y, sin embargo, pese y a pesar de todo, la sociedad mexicana resiste y está decidida a salir adelante”.

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