Colaboración: Margarita Robleda Moguel

Somos más los buenos

La bondad, aunque parezca palabra pasada de moda, es un virus que contagia

Me sorprende la reacción de la gente ante el título del texto de hoy cada vez que lo menciono en las redes sociales. Frente a esta sin razón que vivimos, donde estamos llegando al extremo de que, en lugar de vencer a un candidato en las urnas, lo matan en la esquina, a plena luz del día, o en vez de ofrecer mejores propuestas, “levantan” a una candidata para hacerla renunciar; cuando descubres que las claras de los huevos cada vez son más “clariosas”, que las sartenes que anuncian con bombo y platillo y costo estratosféricos, con que nunca se le pegara nada y un par de días después se le pega todo… uno siente que la confianza se diluye en la desesperanza.

¿A quién creerle? ¿Por quién votar? Es entonces cuando urgen palabras de aliento que nos digan: “Tranquilos, todo pasará”.

Hace algunos años, una compañía me invitó a dar unas pláticas de motivación a sus vendedoras en el estado de Tabasco. Días antes, un ciclón creció los ríos. El agua había llegado hasta el segundo piso de los edificios de departamentos y los habitantes habían visto pasar animales y personas flotando, sin poder hacer nada. Si bien, yo había quedado muy claro con la empresa de que no promovería sus productos, hablarle al grupo en esas condiciones, me hicieron clamar por ayuda al Espíritu Santo para poder dirigirme a ellas con algo que les fuera útil.

“El río arrasó con nuestras cosas, pero no se llevó nuestras vidas. No todos fueron tan afortunados. Hoy, más ligeros de equipaje, retomemos nuestros sueños para iniciarlos de nuevo. Pensemos que lo anterior fue ensayo general, y, que lo mejor está por venir”.

Un suspiro profundo me dijo que el tono era por ahí.

La gira tabasqueña me llevo a Villahermosa. Ahí me enteré de que Tabasco es una piscina que a veces tiene tierra y como la gente lo sabe, solía tener su cayuco listo para navegar a tierras más altas. La modernidad que, muchas veces cuando llega, atropella y nos desconecta de la realidad, hizo que mucha gente se deshiciera de su cayuco como una “antigüedad”.

La pregunta que les hice entonces y me hago siempre, es: frente a esto ¿Cuál es tu cayuco? ¿Tus valores? ¿Tu proyecto de vida? ¿Tu fe? ¿Familia? ¿Tu comunidad?

Son esos momentos en los que urge alimentarnos de esperanza en la conciencia de que: “un solo rayo de luz rasga las tinieblas”, “después de la noche más oscura, amanece”, “del invierno más feroz, ¡explota la primavera!” La bondad, aunque parezca palabra pasada de moda, es un virus que contagia.

El péndulo de la historia va de un lado al otro y las palabras de Miguel de Cervantes, nos lo recuerda en boca de don Quijote de la mancha:

“Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro. Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca”.

Hoy nos toca mantener la vela de la esperanza encendida.